¡Ajá! Te pillé.
Sé donde has estado todo este tiempo, dónde te has escondido. Has estado huyendo de mí.- le dije sonriendo.
Entonces el vampiro me miró, sonrió y me dio la espalda para volver a su trono mientras yo lo observaba desde la entrada del gris y frío hall donde todo empezó. Desde ahí veía su cabello negro cayendo por los hombros. Y sus ojos. Esos ojos plateados me miraban, nos miran. Tan terroríficos y magníficos como siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario